jueves, 25 de agosto de 2011

Si Dejas Tu Sombrilla, Aparece Pon

"Bueno ya este es el como..." me dije yo

Me habían cancelado una reunión para temprano en la tarde y quedaba otra en poco mas de 3 horas.  Como siempre pienso que las cosas pasan por algo, me senté en la silla un ratito a meditar.

"Esto es absurdo" dije dentro de mi.  "Déjame conectarme otra vez que esta señal no es para mi"

¡ Al rato, obediente en fin, cogí el teléfono y cancelé mi cita de la tarde, me monté en el carro y me fui a visitar a alguien que no conozco y que no se donde está !

Llegué a Humacao y me salí en la salida primera y de frente me encontré con el Hospital Ryder.  Yo sabía que estaba en un hospital de Humacao, pero no sabía en cual, así que decidí parar aquí... que mas da.

A un guardia de seguridad le pregunté que donde me podía estacionar que no fuera el multipisos.  No le dije porque pero en realidad dudaba de mi Mensajista y quería salir de ahí lo antes posible para regresar a mi "normalidad", si es que existe en mi caso en particular.  El guardia me dijo "Si no te vas a demorar te puedes estacionar en este tercer estacionamiento que ves aquí, ya que el médico que ahí se estaciona no debe regresar"

Obediente en fin, mi carro estacioné, y con la cabeza bajita de humildad a las entrañas del hospital me adentré.  Una ventanita pequeña de información al lado de los elevadores, a una persona el nombre de la paciente le dije que venia a visitar.

"Ahhh, la hija del Doctor, claro ella está en intensivo, pero sólo se puede visitar entre 2 y 2 y media nada mas."

¡ Miré el reloj y eran las 2 y diez y ahí fue que me preocupé !

Subí al 4to piso y un médico me dirigió al cuartito número 2.  Tenía ventanita de cristal por donde me asomé.  Toqué en la puerta y al entrar el nombre de ella dije en voz alta.  Ella abrió los ojos y muy alerta me preguntó lo que yo temía más que nada.

"¿ Y quién eres tu ?"

Con una sonrisa a medias, le contesté "Miguelo"

Amable, pero algo parca repitió "¿ Y quién eres tu ?"

"Bueno" le respondí sentándome en una silla a su lado.  "Soy amigo de tu hermana y yo se que te va a parecer extraño... pero ayer ella me mencionó que estabas en el hospital ya hace mucho tiempo y yo le dije que te pondría en oración.  Esta tarde me puse a meditar y mi voz interior, pienso yo que Papa Dios, me dijo que te viniera a visitar...  No me dijo mucho mas, sólo que te dijera que había una poderosa razón para tu estar aquí y que todo va a estar bien contigo.  Sólo que le dediques algún tiempo a descifrar como te ayuda esta pausa obligada en tu vida..."

Ehhhh, el silencio es cosa seria.  Ella no se vio convencida de mi historia.  ¿ Y porqué no ?  Si yo mismo encontraba que sólo un chiflado haría cosa semejante.  De hecho si no entra su suegra, me parece a mi, que a seguridad hubiera llamado, o tal vez comenzaba a gritar "¡ Saquen este individuo loco de aquí !"

Ah Papa Dios, ahora la cosa se puso peor, porque le tuve que explicar a la muy elegante suegra.  Después llegó una enfermera y seguido la hija de la paciente llegó también...  Yo me quería morir, pero por ser diz que obediente, tremendo papelazo me gasté.

"Mami me dice el doctor que probablemente te den de baja esta misma semana, que bien.  Sabes que el día que te den de alta quizás no pueda estar, porque tengo una actividad de la escuela que yo misma ayudé a coordinar..."

"Con permiso, ha sido un placer, hasta luego y encantado" dije al pararme lentamente, asegurándome que nadie pensara que fuera a hacer algo todavía mas irracional.

"Dios mío, que me pasa ?" yo me pregunté ya dentro del elevador camino al primer piso.

"¿ Oliveras, cómo estas ?" escucho y alguien me toca el espaldar.

Era Randolph, un monje de San Antonio Abad.  "Hace mas de quince anos que no te veo, tal vez mas"

Bajó conmigo y a otra gente fue a saludar y yo el estacionamiento procedí a pagar.  Nos volvimos a encontrar en la salida del hospital y le dije con cortesía "¿ Dónde te fuiste a estacionar ?"

"Chico por allá abajo en el parquecito de la urbanización, porque este estacionamiento es muy caro para yo pagar."

"Vente yo te llevo, que aquí al lado estoy" le dije con calma y riéndome de las circunstancias que veo desarrollar.

No hacemos mas que montarnos y llegar a la valla de salida cuando se desata un aguacero que bajaban ladrillos de agua del cielo.

"Oyeeee, que bueno que me diste pon, si no me hubiera dado la entripada de mi vida o me hubiera llevado arrastrado el agua del cunetón !"

De verdad que el carro estaba lejos y miéntras tanto Randolph me contaba:

"¿ Sabes que Tarci está enfermo ?  Pero sigue duro como guayacán.  Y Padre Oscar también estaba en el hospital, pero visitando enfermos.  Ese que si que tiene entusiasmo con tanta responsabilidad"

Al rato escampó un poco y Randolph me dio las gracias.  Abrió la puerta y se bajó, me miró extraño y me preguntó "¿ Por cierto no te pregunté, y tu que hacías ahí en el Hospital ?"

"Siempre obediente, buscándote para que no te mojaras..." le conteste sin titubear.

Amigo lector, estáte quieto un rato en un momento de paz, y cuando escuches la señal, no titubees, obedece, que a alguien puedes ayudar.  ¡ Pero prepárate que de loco o loca te pueden tildar !

Miguelo

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